La noticia de que acaba de despegar un cohete espacial con destino a Marte llena de zozobra al creador del programa radiofónico “Hola, marciano”. El temor de que la realidad pueda desbaratar su universo de ficción y poner en peligro el modesto modus vivendi con el que intenta asegurar la estabilidad de su familia, hace tambalear el precario equilibrio del periodista, cada vez más paralizado por la angustia y la pérdida de la autoestima. La inesperada visita de un oyente que asegura ser un marciano “idéntico al ser humano” desencadena un desconcertante e incómodo diálogo en el que, al modo beckettiano, se transita fácilmente de la lucidez al delirio. Con un impecable manejo de la alegoría y de la sátira, Kobo Abe se servirá de las irritantes palabras de estos dos seres extraviados para enfrentar al lector a algunas de las obsesiones que lo han emparentado con Kafka o Camus: el problema de la identidad y el desasosiego de no saber quién se es ni quién es el otro.
La noticia de que acaba de despegar un cohete espacial con destino a Marte llena de zozobra al creador del programa radiofónico “Hola, marciano”. El temor de que la realidad pueda desbaratar su universo de ficción y poner en peligro el modesto modus vivendi con el que intenta asegurar la estabilidad de su familia, hace tambalear el precario equilibrio del periodista, cada vez más paralizado por la angustia y la pérdida de la autoestima. La inesperada visita de un oyente que asegura ser un marciano “idéntico al ser humano” desencadena un desconcertante e incómodo diálogo en el que, al modo beckettiano, se transita fácilmente de la lucidez al delirio. Con un impecable manejo de la alegoría y de la sátira, Kobo Abe se servirá de las irritantes palabras de estos dos seres extraviados para enfrentar al lector a algunas de las obsesiones que lo han emparentado con Kafka o Camus: el problema de la identidad y el desasosiego de no saber quién se es ni quién es el otro.